Un pasillo, parece una entrada a calabozos o mazmorras, y vaya coincidencia, porque es un pasillo del palacio de gobierno, el calabozo del pueblo. Adentro las clásicas intrigas palaciegas se suceden unas a otras: envidias, planes, engaños, tramas, todo conjugado, donde unos ganan a veces, otros ganarán en otras ocasiones pero siempre el pueblo pierde. Eso no cambia nunca, ni cambiará mientras el mundo sea mundo.
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